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Seguir a Dios Fiel y Lealmante 2° parte

 
 
Debemos Seguir  a Dios Lealmente

Ser leal significa cumplir las leyes de la fidelidad del amor y de la gratitud, normalmente los animales como por ejemplo los perros muestran lealtad a sus amos y esto es admirable, mucho más admirable es ver cuán leales podemos ser los seres humanos a Dios y hasta donde podemos llegar por no trasgredir nuestra fe. Muchos cristianos murieron por hablar a otros de Jesucristo y esto fue así con muchos más que creyeron en Cristo como hijo de Dios y se sacrificaron por su lealtad, hoy en día tenemos oportunidad de orar y estudiar la Biblia como la palabra de Dios, si algún día tuviésemos que llegar a decidir entre nuestra vida y nuestra fe, quien tenga arraigado a Cristo en su corazón ya se cual será su decisión.
La lealtad tiene que ver con el sentimiento de apego, fidelidad y respeto.  Los que son leales poseen un alto sentido del compromiso, son constantes en sus afectos y cumplidores de su palabra.  Inspiran lealtad a sus seres queridos, instituciones donde convivimos, la patria y otros. La lealtad implica un compromiso, es estar con un amigo en las buenas y en las malas, es hacer bien nuestro

El que es desleal, por el contrario, rompe sus promesas, traiciona a sus seres queridos y amigos, cede con facilidad al soborno, carece de confianza.  La traición es producto de la deslealtad y quien es traidor se queda solo.  Nadie entiende mejor la lealtad como aquel a quien le han traicionado alguna vez (Jesús fue traicionado por Judas; y sigue siendo traicionado por aquellos que le buscaron y luego le dejaron).

Si una persona es leal a Jesucristo en esta vida, Jesucristo será leal con ella en la vida por venir. Si una persona está orgullosa de declarar que Jesucristo es su Maestro, Jesucristo estará orgulloso de declarar que es su servidor.

Es un hecho indudable de la Historia que si no hubiera sido por hombres y mujeres de la Iglesia Primitiva que se negaron a negar a su Maestro arrostrando la muerte y la agonía, hoy no habría Iglesia Cristiana. La Iglesia de hoy está construida sobre la inquebrantable lealtad de aquellos que se mantuvieron firmes en la fe.

Plinio, el gobernador de Bitinia, escribe al emperador Trajano contándole como trataba a los cristianos de su provincia. Delatores anónimos ofrecían información de que algunas personas eran cristianas. Plinio cuenta que les daba a estas personas la oportunidad de invocar a los dioses de Roma y de ofrecer vino e incienso a la imagen del emperador, y que les demandaba como prueba final el maldecir el nombre de Cristo. Y entonces añade: "Se dice que a los que son de veras cristianos no se les puede obligar a hacer estas cosas.» Hasta un gobernador romano confiesa su impotencia para sacudir la lealtad de los que eran cristianos de veras.

Veamos tres maneras con las cuales aun podemos ser desleales a Cristo
  • Podemos ser desleales con nuestras palabras: Se dice de J. P. Mahaffy, el famoso erudito y hombre de mundo de Trinity College, Dublín, que cuando le preguntaban si era cristiano, respondía: «Sí, pero no agresivamente.» Quería decir que no permitía que su cristianismo interfiriera con la sociedad que frecuentaba y el placer que amaba. Algunas veces les decimos a los demás, puede que no con todas las palabras, que somos miembros de iglesia pero que no nos preocupa mucho la cosa; que no pretendemos ser diferentes de los demás; que estamos dispuestos a participar de todos los placeres del mundo, y que no esperamos que nadie se preocupe de respetar los vagos principios que tengamos.El cristiano no puede nunca evadir el deber de ser diferente del mundo. Nuestro deber no es amoldarnos al mundo, sino transformarnos en algo distinto de él.

  •      Podemos ser desleales con nuestro silencio: Una y otra vez la vida nos ofrece oportunidad para decir algo de Cristo, para denunciar algún mal, para asumir alguna posición y para mostrar de qué parte estamos. Una y otra vez en tales ocasiones es más fácil guardar silencio que hablar. Pero guardar silencio es negar a Jesucristo. Probablemente es cierto que hay más personas que niegan a Cristo con un silencio cobarde que expresamente con palabras.

  •      Podemos negarle con nuestras acciones: Podemos vivir de tal manera que nuestra vida sea una negación continua de la fe que profesamos.” El que se ha comprometido a seguir al Maestro que le mandó tomar una cruz puede que viva una vida dominada por el cuidado de su propia tranquilidad y comodidad. El que ha entrado al servicio de Aquel Que perdonaba y Que mandaba a Sus seguidores perdonar, puede que viva una vida de amargura y resentimiento y desavenencia con los demás. El que ha fijado sus ojos en el Cristo que murió por amor a la humanidad puede que viva una vida en la que el servicio y el amor y la generosidad de Cristo brillen solamente por su ausencia.
Muchos han sido leales a su cantante favorito, que aun después de muerto, le llevan regalos a su tumba. Los Samurái y Kamikazes de Japón consideraban antes dar su vida en la batalla, que regresar sin gloria y deshonra ante su emperador.  Pueden ser casos extremos de lealtad, pero así lo consideraban estas personas. Muchos empleados se han identificado con su empresa y con los productos que distribuyen que no consumen otros, porque tienen un sentido de lealtad a su empresa.  

La Biblia dice en Salmo 117:2 “…la fidelidad de Dios es para siempre”.  Dios es perfecto y lo que ha prometido, lo cumple.
  
Por la otra parte, podemos considerar algunas actitudes desleales que nos restan oportunidades de ser mejores.  El  que divulga confidencias que le han hecho. Hablar mal de los jefes, maestros, amigos, compañeros, país, etc. Criticar a las personas por sus defectos y no ayudarles. El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o no terminarlo. Cobrar más del precio pactado. El mentir para encubrir la falta de un amigo nos hace “cómplice”. Participar cuando todo sale bien y abandonar cuando algo sale mal.

Quiero referirme a dos personajes que la Biblia el primero es Pedro el cual hizo una gran confesión (Juan 6:68). Para él, el hecho era que no había absolutamente nadie al que ir después de haber estado con Jesús. Por decirlo de alguna manera, Jesús era el único que tenía palabras de vida eterna. La lealtad de Pedro tenía sus raíces en su relación personal con Jesucristo. Habría muchas cosas que Pedro no entendía; estaría a veces tan confuso y despistado como cualquier otro. Pero había algo en Jesús por lo que habría estado dispuesto a morir. El Cristianismo no es una filosofía que podemos aceptar, ni una teoría a la que nos adherimos. Es una respuesta personal a Jesucristo. Es la lealtad y el amor que da una persona porque el corazón no le deja hacer otra cosa.

Otro es Daniel su lealtad es de admirar. El y tres amigos  más, que se niegan a postrarse ante una estatua de oro y adorarla. Son echados a un horno de fuego y Dios los libra de la muerte de una manera milagrosa.  El rey finalmente reconoce: “confiaron en Dios y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.” (Daniel 3:28) El rey los engrandeció. Que muchachos más fieles!  Jesús dijo una vez: “El que me es fiel en lo poco, en lo mucho yo lo pondré”.

Distingámonos en nuestra vida por la lealtad, que digan aún cuando ya no estemos, que fuimos leales con los demás, y muy especialmente con Dios que quiere vernos mejores cada día, porque nos ama como jamás alguien nos amó.