La Palabra de Dios declara que “el que halla esposa halla el bien, y alcanza la benevolencia de Jehová” (Proverbios 18:22). Lo mismo se aplica a las mujeres que encuentran esposos amorosos y responsables. Los matrimonios son la base sobre la que se construyen las comunidades, las sociedades, y en última instancia, las civilizaciones. Una sociedad es fuerte en la medida que lo son sus matrimonios y familias.
Desde el
principio, Dios enseñó: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a
su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24). Este compromiso especial,
este vínculo entre un hombre y una mujer, tenía el propósito de durar para
siempre, o “hasta que la muerte los separe”, como lo expresan las ceremonias
matrimoniales tradicionales. El matrimonio fue diseñado para que fuera una
relación de por vida y ayudaría a la pareja a entender mejor la profunda y
amorosa relación entre Jesucristo y los miembros de “la familia de Dios”, su
Iglesia.
Un
matrimonio feliz es una de las bendiciones más grandes que podemos disfrutar.
Dios desea que una vez que las parejas intercambien sus votos matrimoniales,
vivan felices para siempre. Con ese fin, Eclesiastés 9:9 instruye a los
esposos: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de
tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad;
porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo
del sol”. De igual forma, las esposas deberían disfrutar de la vida junto a sus
esposos.
Sin
embargo, a juzgar por los índices de divorcio en muchos países, la humanidad no
ha aprendido cómo hacerlo. Todos desean un buen matrimonio, pero pocos están
dispuestos a seguir las instrucciones de Dios, que de ser aplicadas, dan como
resultado relaciones conyugales amorosas.
Dios
diseñó el matrimonio y quiere que estemos felizmente casados (Génesis 2:24).
Para tener éxito en este aspecto de la vida, necesitamos aprender del Creador
mismo del matrimonio los principios que llevan a uniones felices y exitosas. En
resumen, necesitamos entender y aplicar los conceptos que sí funcionan, en vez
de seguir los caminos modernos que tan a menudo conducen al fracaso.
Revisemos
algunos principios bíblicos que, de ser puestos en práctica, benefician
grandemente la relación matrimonial:
1. Integridad: Salmo 101:2 – Prov. 20:7
1. Integridad: Salmo 101:2 – Prov. 20:7
La palabra integridad viene de la misma raíz latina que entero, y sugiere la totalidad de la persona. Así como hablaríamos de un número entero, también podemos hablar de una persona entera, no dividida. Una persona de integridad vive correctamente, no está dividida, ni es una persona diferente en circunstancias diferentes. Una persona de integridad es la misma persona en privado que lo que es en público. Un hombre o mujer integro(a) es fiel a sí mismo y a Dios elegirá lo correcto independientemente de si alguien lo esté viendo, porque actúa por sí mismo, y no por el control de lo externo.
2. Confianza: Cantares 6:3, Prov 31:10
La confianza es la seguridad o la esperanza firme que alguien tiene de otro individuo o de algo. La confianza es una cualidad de los
seres vivos que supone creer y tener seguridad de que una situación es de
determinada manera, o que una persona actuará de determinada forma. La confianza
supone seguridad en uno mismo como en otros ya que implica la creencia de que
ciertos resultados o consecuencias serán alcanzados en determinadas situaciones
La confianza se construye al decir siempre la verdad, ser fieles, compartir los momentos buenos y malos y tratar de satisfacer las necesidades del otro o la otra la mayoría del tiempo.
Sin
confianza en la relación se vive con ansiedad, lo que lleva al conflicto, al
distanciamiento, al estrés, a comportamientos compulsivos y a muchas otras
enfermedades provenientes de una mala relación amorosa.
La falta
de confianza es el primer paso para que un matrimonio fracase
3. Buena comunicación: Amos 3:3
3. Buena comunicación: Amos 3:3
Hablar, callar y escuchar Principios
para la comunicación que conduce a la unidad en el matrimonial
Dos
personas no pueden caminar, trabajar o vivir juntas sin un buen sistema de comunicación.
Dos personas que andan juntas continuamente y en armonía, luchan por los mismos
objetivos, conducen sus vidas de acuerdo a los mismos principios, se ayudan
mutuamente, y disfrutan de una dulce comunión, sin duda están de acuerdo.
Y si
están de acuerdo, podemos afirmar que han aprendido a tener una buena
comunicación que no sería posible si no existe antes una armonía continua y
progresiva. Las relaciones interpersonales sanas requieren una buena
comunicación.
Una
sólida relación entre marido y mujer es imposible sin una buena comunicación
Indudablemente,
uno de los requisitos básicos para una buena comunicación es la franqueza y
sinceridad mutuas
Puede
decirse que el éxito y la felicidad de todo matrimonio se miden por la
profundización del diálogo que caracteriza su unión.
4. Sinceridad: Efesios 4:25
4. Sinceridad: Efesios 4:25
Indudablemente,
uno de los requisitos básicos para una buena comunicación es la franqueza y
sinceridad mutuas
La
sinceridad y la franqueza en la comunicación son esenciales para una buena
relación. Si Dios no nos hubiese dado las Escrituras, si no iluminara nuestras
mentes para entenderlas, si no se comunicara con nosotros, jamás podríamos
conocerlo verdaderamente ni tener una relación íntima con él.
Del mismo
modo, las Escrituras señalan que si en verdad queremos conocernos unos a otros,
debemos sincerarnos y revelarnos el uno al otro.
Porque
cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.» (Pr 23.7)
No puedo
conocer verdaderamente a mi esposa ni ella a mí, si no somos francos y sinceros
el uno con el otro. Ella puede creer que me conoce; es posible que yo considere
que la conozco por observarla, y en cierta medida es así. Pero no podemos
conocernos ni relacionarnos profundamente el uno con el otro a menos que
abramos bien nuestros corazones. No lo que mi esposa pretenda ser, no lo que yo
creo que es ella, no lo que otros creen que es, sino lo que ella piensa en su
corazón así es ella. Y si yo no me relaciono con lo que ella es en su corazón,
me estoy relacionando con un fantasma, un espejismo, y no con la verdadera
persona.
5. Respeto: efesios 5:33
5. Respeto: efesios 5:33
Según el diccionario el respeto es:
“Considerar, reconocer, aceptar, apreciar y valorar las cualidades de una
persona, que se acompaña de obediencia y una especie de admiración profunda
hacia ella.”
El amor es una necesidad primaria para
la mujer y el respeto es una necesidad primaria para el hombre. Y el hombre y
la mujer necesitan satisfacerse mutuamente sus necesidades de amor y respeto.
La esposa tiene una necesidad que la impulsa: sentirse amada. El amor es el idioma que la mujer
entiende. El esposo tiene una necesidad que lo
impulsa: sentirse respetado. El respeto es el lenguaje que el hombre entiende.
Pero a
menudo hombres y mujeres, se centran en sus propias necesidades y simplemente
pasan por alto las necesidades del cónyuge.
Ahora,
cuando la mujer no expresa respeto y el hombre no expresa amor, el matrimonio
se deteriora. Cuando un esposo no se siente respetado, le es especialmente
difícil amar a su esposa. Cuando una esposa no se siente amada, le es
especialmente difícil respetar a su esposo. La esposa necesita amor; no está
tratando de ser irrespetuosa. El esposo necesita respeto; no está tratando de
ser desamorado.
6. Apoyo: Eclesiastés 4:9-12
6. Apoyo: Eclesiastés 4:9-12
Debemos
de apoyaros mutuamente tanto en los buenos como en los malos momentos: debes de
estar al lado de tu pareja tanto para felicitarla por sus éxitos, como para
consolarle y ofrecer tu apoyo en momentos delicados.
En el matrimonio, el apoyarse mutuamente es importante para
perseverar ante las dificultades; el respaldo de o la esposa también es
importante pues acarrea beneficios, pues las labores se hacen menos difíciles y
desgastantes. Dios dice que debemos sostenernos para no desfallecer. La Biblia
dice que el hombre que no tiene en quién apoyarse cuando lo necesita es digno
de compasión y misericordia. En el matrimonio no solo se acompañan en las
victorias, sino también durante la adversidad y juntos vencer la tempestad de
los problemas.